Que curiosa es la vida, ambivalente, mutable o cambiante.
Desde que tengo noción de vida he considerado que las ilusiones son el motor de la vida pero a la vez el volante de la vida que marca su dirección.
Un día vives ilusionado con ser médico y salvar vidas como mis padres y otro día estás intentando estudiar la carrera más fácil que te dará más posibilidades de viajar. Un día te llevas a muerte con un amigo, otro día no quieres ni verlo, ni olerlo. Un día estás ilusionado con estar con una persona haciendo familia, planes, ideas…otro te dan ganas de desaparecer sin rumbo, solo, sin pensar qué pasará en una hora.
Después de entender que la persona que más quiero, la que empezó queriéndome con locura, deseando estar conmigo hasta límites insospechados, no quiere ni va hacer el sacrificio final para estar conmigo y que se quedará a las puertas por disfrutar de otros caminos de la vida, vuelvo a no creer en nada.
Qué fácil es pasar del querer al no interesar, del amor al odiar, del desear al olvidar…
En esta vida nos corroe nuestro propio beneficio, hace dos puestas de sol lloraba por perder la esperanza por estar con quien YO quiero. Respeto las decisiones pero la odio por ello. Ya vuelvo a no confiar, a ser más humano, más cínico, más duro, más egoísta.
No se que pasará con nosotros, pero si se que pasará conmigo. La sigo queriendo pero ahora sin ganas.
El destino crea a las personas. En este tema la vida me convierte en un diamante, no por su espectacular belleza si no por su dureza.
Es así, un día escribes por amor, dos páginas después escribes por no ser correspondido.
Un día estás vivo, otro eres polvo molecular.
Aprovecha tu vida ahora, no cuando la vida se aproveche de ti.
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