jueves, 19 de mayo de 2011

The Grey London


  Cuantas mentes viajeras. ilusionistas o alérgicos a la rutina se desplazaron a la capital inglesa cosmopolita Londres, para buscar algo que no encontraron.
   La primera impresión es tener que conocer que esta ciudad dispone de 5 aeropuertos, ello te desconcertará, por lo que acabarás comprando el billete más barato en el aeropuerto más lejano y pagarás un transporte que equivaldrá a pagar un billete en el aeropuerto más céntrico.
    Nada más llegar entrarás en una áurea de superpoblación en la cual la única forma existente de orden es comportase como hormigas, las cuales se siguen en una marcha frenética y se convierten en rivales cuando se pierde el ritmo. Solo en horas de madrugada y zonas poco céntricas aparecerá la soledad física. Porque hay que entender que  en esta metrópoli uno se transformará en un lobo solitario rodeado de lobos. No existe la manada.

    Viajarás en transportes donde no cabrá un alfiler y nadie te dará conversación ni compañía durante el trayecto. Te costará comprender que existan días en que harás una ruta completamente diferente o que gastarás el doble de tiempo para llegar al mismo lugar.  Quizás te volverás más fiel a la lectura a tu Ipod o al frío que agrieta tu piel cuando vayas en bicicleta.
Al principio te parecerá extraño que algunas personas te empujen en medio de la calle y te digan "excuse me" o que no te contesten cuando preguntes donde está una calle, posiblemente sea Británico y de Londres…ves al siguiente, Londres tiene más de 8 millones y medio de habitantes.
     Cuando encuentres una academia te acabarás juntando con los tuyos, con los que te contestan cuando les preguntas. Pronto te darás cuenta que somos otra raza que se cuenta los problemas y se apoya entre sus miembros. Te contarán las mismas historias: me perdí el otro día, vivo con unos chicos de Bangladesh que no hablan, creía que me harían contrato y me han utilizado como un trapo sucio…así que por fin te sentirás comprendido y te tranquilizaras.
   Empezarás a comprender que en Londres no se vive, se sobrevive. Poco a poco en esta jungla si no te cuidas, ella no lo hará por ti. Adelgazarás o engordarás…o bien, no comerás nada o comerás cualquier cosa. Incluso te acostumbrarás a comer de pie, caminando o de cara a la pared o a una ventana en mesas solitarias. Viendo el reflejo de la soledad del verdadero Londres.
     Tratarás de escapar cuando la ciudad te lo permita. Volverás con acara larga y pereza. Normalmente nada más llegar perderás las fuerzas y la vitalidad con la que viniste. El tiempo destruirá tus iniciativas pero a la vez si lo superas te volverás duro como una piedra. Te moverás dentro del metro o en las calles como una serpiente, madrugarás para cruzar una ciudad y ganar dinero para sobrevivir, y sin querer te volverás más casero. Te volverás más fuerte o no lo resistirás y volverás a tu punto de partida con una experiencia más.

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